Santidad
                                                                                                                                                                                        
                                                    
                            
                                                                                                  
                                        Decir mentiras
                                    
                                                            
                Autor:
      E. Brockhaus      
                                    
                                                            
                                    
                                                                                                                                                                
                                
                            
                                                            
          
                    
                                                
                                
                                    
                                
                                            Precio normal:
                                    
                                
                                
                    0,50 CHF
                                    
                                            
        
                            
            
                            
                                                                    
                        
                                                    
                        
                                                    
                                    Primero vamos a tomar conciencia de dónde ha salido el «principio de la mentira». Los primeros hombres no tenían ningún motivo para mentir. Poseían todo lo necesario para ser felices. No tenían problemas, todo les pertenecía, gozaban de una comunión ininterrumpida con Dios. Pero existía alguien que había sido mentiroso desde mucho antes: el diablo. El Señor Jesús lo llama “padre de mentira” (Juan 8:44); él es la raíz del «principio de la mentira». Y a través de una mentira sedujo luego a toda la humanidad para que pecara (comparar Génesis 2:16-17 con 3:1, 4). Por eso cuando decimos una mentira, ¡andamos en las pisadas del diablo!