Estudiar la Biblia

Un mensaje de paz a travées de los sellos de Israel.

Concordancia breve de la Biblia, versión RVR 1960.
Diccionario de las palabras del Nuevo Testamento. Con los nombres comunes, de personas y de lugares, y un glosario griego-español.

En su lecho de muerte, Jacob reveló a sus hijos lo que iba a suceder en los días futuros (Génesis 49). Las diversas tribulaciones por las que debía pasar el pueblo de Israel, son evocadas anticipadamente. En sus palabras se puede distinguir la historia del pueblo, su caída con la falta cometida por Rubén, el primogénito, el principal en poder, que "no será el principal", y cuya tribu quedará sin gloria, humanamente hablando. Por el contrario, Benjamín, el menor, "el hijo de su diestra", “el lobo arrebatador”, es la figura de Cristo, que como Hombre, debe juzgar en justicia la tierra habitada (Hechos 17:31). De Dan viene la apostasía; Zabulón e Isacar representan al pueblo mezclado con las naciones. El pecador busca los bienes terre- nales, y se vuelve esclavo del mundo. Entre los hijos de Jacob, Judá es tipo del Señor en su realeza, lo mismo puede decirse de José, quien fue ensalzado después "que fue apartado de entre sus hermanos". A pesar de la falta cometida por Rubén, el nombre de este hijo primogénito se halla escrito sobre la primera puerta de la ciudad milenaria de Jerusalén (Ezequiel 48:31). Toda la historia de las tribus de Israel, como lo demuestra este caso, tiene impreso el sello de la gracia divina.

Libro auxiliar para maestros de escula dominical y para estudiantes de la Palabra de Dios.

Simón Pedro, humilde pescador de Galilea, tuvo un encuentro directo con el Señor Jesús, y su vida cambió por completo. Esta obra -únicamente apoyada en la Escritura- presenta la vida de Pedro con sus grandes logros y sus caídas. Le vemos, primero, caminan- do en pos de su Salvador y Maestro. Luego, se nos relata su poderoso ministerio en la naciente Iglesia cristiana. El libro termina con la presentación de las principales enseñanzas de las dos cartas escritas por el mismo apóstol.

En las epístolas a los Tesalonicenses hallamos en todo su frescor la condición y la esperanza del cristiano como tal en este mundo, pero especialmente vemos esos caracteres en la primera, porque en la segunda ya era necesario proteger tal frescor contra los pérfidos ataques del Enemigo. Estas dos epístolas son las primeras que Pablo escribió, si exceptuamos la dirigida a los Gálatas, cuya fecha es incierta. La doctrina de la venida de Cristo nos es presentada de modo especial en estas dos epístolas. Y no nos es enseñada sólo formalmente como doctrina, sino que se despliega en todas las circunstancias de la vida cristiana. Somos convertidos para esperar al Hijo de Dios.

La primera epístola de Juan trata de la vida eterna manifestada en Jesús e impartida a nosotros, esa vida que estaba con el Padre y que está en el Hijo. En esta vida los creyentes gozan de la comunión con el Hijo y el Padre. La persona del Hijo -la vida eterna manifestada en carne- es, pues, el precioso tema de esta epístola. La segunda carta pone a los fieles en guardia contra los que no enseñan la doctrina de Cristo, mientras la tercera anima a los creyentes a que reciban y ayuden a los hermanos que enseñan dicha doctrina. Ambas epístolas ponen énfasis en "la verdad". La epístola de Judas relata la apostasía de la cristiandad desde que los primeros elementos se infiltraron en la Iglesia para corromperla, hasta su juicio, cuando nuestro Señor se manifieste. Sus instrucciones, presentadas con suma brevedad, tienen un peso tremendo y un alcance muy amplio. En ella somos exhortados a contender "por la fe que ha sido una vez dada a los santos" (Judas v. 4).

El título del presente libro se ha sacado de la Biblia, del libro de los Hechos de los Apóstoles, capítulo 17, versículo 11. Acerca de unos habitantes de la ciudad de Berea, leemos que "recibieron la Palabra (de Dios) con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras". Este libro quiere ayudarle a usted en su lectura diaria de un pasaje de la Biblia. En efecto, nada hay más importante que conocer las Santas Escrituras, las cuales le pueden "hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra" (2 Timoteo 3:13-17)

El título del presente libro se ha sacado de la Biblia, del libro de los Hechos de los Apóstoles, capítulo 17, versículo 11. Acerca de unos habitantes de la ciudad de Berea, leemos que "recibieron la Palabra (de Dios) con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras". Este libro quiere ayudarle a usted en su lectura diaria de un pasaje de la Biblia. En efecto, nada hay más importante que conocer las Santas Escrituras, las cuales le pueden "hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra" (2 Timoteo 3:13-17)

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El título del presente libro se ha sacado de la Biblia, del libro de los Hechos de los Apóstoles, capítulo 17, versículo 11. Acerca de unos habitantes de la ciudad de Berea, leemos que "recibieron la Palabra (de Dios) con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras". Este libro quiere ayudarle a usted en su lectura diaria de un pasaje de la Biblia. En efecto, nada hay más importante que conocer las Santas Escrituras, las cuales le pueden "hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra" (2 Timoteo 3:13-17).