Disciplina en la Asamblea
                                                                                                                                                                                        
                                                    
                            
                                                                                                  
                                        La Iglesia del Dios viviente n°5
                                    
                                                            
                Autor:
      R. K. Campbell      
                                    
                                                            
                                    
                                                                                                                                                                
                                
                            
                                                            
          
                    
                                                
                                
                                    
                                
                                            Precio normal:
                                    
                                
                                
                    2,05 CHF
                                    
                                            
        
                            
            
                            
                                                                    
                        
                                                    
                        
                                                    
                                    La disciplina en la Iglesia es una necesidad a causa del Santo y Verdadero (Apocalipsis 3:7), quien está en medio de su pueblo. Él, como lo leemos en Habacuc 1:13, es muy limpio de ojos para ver el mal y no puede soportar el agravio. Allí donde el Santo tiene su habitación no es posible permitir que continúe una situación en la que el pecado no es juzgado. Tampoco se puede tolerar el mal en ninguno de sus muchos aspectos. Esa Casa debe mantenerse limpia.